Las vanidades que abrumaron la dinámica del frente Unión Pro parecieron desvanecerse con la victoria del domingo.
Aun ganador, esta semana se vio Francisco de Narváez, que peleará por la Gobernación, compartir reuniones políticas con Felipe Solá, un gesto que no solía tener hasta el día de la elección.
Fue tan cruento el cierre de listas, con heridos en todas las secciones y un centenar de distritos con más de una nómina, que muchos dirigentes aventuraban una dispersión de las bases de Unión Pro en caso de una derrota.
La victoria ajustada, ahora, obliga a sacar credenciales. Cerca de Solá insisten en que sin su presencia la victoria hubiera sido imposible. Y quieren que De Narváez lo sepa y reconozca. La idea del ex gobernador, afianzada el jueves con una reunión de su equipo, es solidificar el perfil de peronista bonaerense, un arma que le permite pensar como variable sumarse a un movimiento del PJ nacido en el interior del país y con necesidad de agregarle una pata de la provincia de Buenos Aires, tarea nada sencilla.
Para contenerlo, De Narváez podría aceptar que Solá (no archivó su intención de pelear por la Presidencia) tenga un rol importante en la Cámara de Diputados de la Nación , ámbito en el que se movió con más soltura que el empresario.
En el Congreso deberán definir si Unión Pro arma bloques únicos, y se fortalece para pelear por las autoridades de las Cámaras. Más chances de logarlo tiene en la Legislatura Bonaerense, donde se convertiría en clara segunda minoría en ambas Cámaras con incidencia en las votaciones pero sólo si felipistas, macristas y denarvístas se agrupan.
A eso apuntaría De Narváez, pero no varios diputados leales a Solá, que insisten en mantener sus bloques separados. El aislamiento de los felipistas es mirado con simpatía por el oficialismo, que los imagina como posibles aliados.
Una estrategia a definir será ahora la tarea a hacer en los distritos, donde el frente tiene escasa presencia: a nivel municipal, el domingo ganó sólo en 14 comunas. En muchas de ellas, la boleta de De Narváez y Solá llevó a varios candidatos locales, un favor a los intendentes kircheristas para que triunfen con unos pocos votos, en algunos casos, menos aún que el de la suma de las listas plegadas a Unión Pro.
Los felipistas, y en menor medida algunos macristas, repudiaron esa práctica, que dejó a muchos de los suyos fuera de las nóminas. Y creyeron que, además de una estrategia para sumar un par de votos más, se trató de un acuerdo tácito entre De Narváez y los intendentes, con el guiño de Eduardo Duhalde, airoso de rearmar el PJ bonaerense.
Un dato: de las 14 comunas en las que Unión Pro ganó, nunca lo hizo con una boleta del partido del empresario, Unión Celeste y Blanco, y en once lo logró compitiendo con lista única con marca Unión Pro, algo que ocurrió en pocas ciudades. Una muestra de lo que resignó el empresario pensando sólo en su triunfo.
Fuente: El Argentino.com
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